MediaciónTrust Office

El conflicto: el estigmatizado compañero cotidiano

¿A que sientes que los conflictos te desenfocan de lograr tus objetivos diarios?

¿A que te gustaría poder hacerlos desaparecer o tener a alguien que lidie con ellos por ti?

No desesperes, porque existen posibilidades de poder enfrentarlos de manera natural, dado que son parte de nuestra vida cotidiana. En este pequeño artículo te damos dos puntos esenciales para poder gestionarlos mejor.       

Lo primero es comprender que el conflicto es un concepto subjetivo, es decir, que depende de la manera en que las personas lo ven.  Dean Pruitt y Jeffrey Rubin en su libro Conflicto Social: Escalada, Estancamiento y Acuerdo lo definen como “una percibida divergencia de intereses o la creencia de que las aspiraciones actuales de las partes no pueden lograrse simultáneamente.”

Ves, es precisamente en la percepción donde radica el carácter subjetivo. Se refiere a la interpretación que cada uno de nosotros le da a las situaciones que se nos presentan y convencidos que los intereses de la otra parte son completamente excluyentes de los míos.

Como segundo punto, debemos dejar de mirar a los demás involucrados como “los otros” y enfocarnos en lograr entender qué los motiva. En este punto es muy importante fomentar la comunicación efectiva, aquella donde no imponemos nuestros criterios y posturas. Tenemos que estar muy interesados en conocer los criterios de la otra parte . No tenemos que estar de acuerdo con lo que nos presentan, pero si debemos respetarlo.

No todos los conflictos pueden resolverse, pero es en la gestión respetuosa de nuestras diferencias donde logramos reducir las brechas que nos separan, transformándolos en oportunidades de obtener resultados exitosos y que nos generen valor, logrando una convivencia más armoniosa.

Terminamos con una cita de Martin Luther King: “La gente no se lleva bien porque se teme; se temen porque no se conocen; no se conocen porque no se han comunicado entre sí”.